En su casa, la viejita se aburría. Ya nadie la venía a vela y ella ya no veía a nadie. Sólo veía el reloj de la cocina y esperaba a la señora Muerte. Hasta que un día la señora Muerte se aparece. La viejita, para entretenerla, prepara un té y unos polvorones. ¡Hacía tanto que no cocinaba! Así, la viejita va despertando de su letargo y las ganas de vivir regresan, todo gracias a la señora Muerte. Un libro de una gran sabiduría y optimismo que, además, incluye una estupenda receta de polvorones.