¿A qué se debe que un libro se publique en otra lengua? ¿A que vendió muchos ejemplares? ¿A que el autor se volvió muy famoso y lo buscan los editores de otros países? Esto último puede ocurrir, pero no siempre. Lo que en realidad pasa es que la editorial que tiene los derechos patrimoniales del libro los vendió a una editorial interesada en publicarlo.
Pero vamos por partes: ¿Qué son los derechos? Son las facultades que tiene el autor de una obra para controlar su uso y distribución. Cuando una persona crea una obra literaria o artística tiene dos tipos de derechos: el moral y el patrimonial.
El primero consiste en que el autor debe ser reconocido como tal; y es el único con la facultad para decidir sobre el destino y la integridad de su obra; es un derecho que no puede perder y que nunca deja de estar vigente. El derecho patrimonial es la facultad que tiene el autor para explotar su obra o para autorizar que otros la exploten y la distribuyan.
Los derechos patrimoniales
Cuando un autor firma un contrato con una editorial para que publique su libro, cede sus derechos patrimoniales. De este modo, la editorial tiene la facultad de vender esos derechos a otra editorial interesada en publicar esa obra en su propio idioma; o para que la historia se adapte a una serie, película o canción.
Si bien es un negocio que lleva a cabo un agente de derechos contratado por la editorial, el autor recibe un porcentaje de esa venta. La editorial que compra los derechos tiene la facultad de elegir cómo va a ser la publicación: si cambiará el tamaño del libro; si tendrá tapa dura en vez de rústica; si, incluso, puede añadir un texto nuevo o una ilustración que le hable más a los lectores de su país. Todo con el consentimiento de la editorial que posee los derechos.
¿Cómo se reconocen los derechos de una persona?
Para que los derechos de un autor estén protegidos por la ley, lo mejor es que la obra esté registrada ante la instancia correspondiente. En México, el Instituto Nacional de Derechos de Autor (Indautor) es quien se encarga de velar por los derechos autorales. Para ello, los creadores deben hacer un registro de sus obras mediante el trámite correspondiente.
Todas las creaciones que impliquen un trabajo artístico pueden ser registradas en Indautor: literatura, música, dramaturgia, danza, dibujo, pintura, escultura, caricatura, historietas; obras arquitectónicas, cinematográficas, fotográficas; programas de radio, de televisión y de cómputo.
Derechos patrimoniales vendidos por CIDCLI
La venta de derechos contribuye a preservar una obra al difundirla en idiomas que no son el suyo. A lo largo de 43 años de publicar libros para niños y jóvenes, CIDCLI ha dado a conocer a otros países la producción literaria mexicana; ha vendido los derechos patrimoniales de 23 títulos a 9 idiomas: inglés, francés, italiano, sueco, chino, japonés, coreano, portugués y alemán.
A su vez, su catálogo incluye una importante colección de libros de autores extranjeros, que han sido traducidos y adaptados para los lectores mexicanos.
Toda creación tiene propiedad intelectual
Si bien los derechos de autor corresponden a las obras artísticas y literarias, no son las únicas creaciones que están protegidas. La propiedad intelectual, es decir, las creaciones de la mente, incluye también a la propiedad industrial, que consiste en inventos y registros. Esto incluye patentes, marcas, diseños industriales e indicaciones geográficas. Del registro de estas obras se encarga el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI).
Saber que toda creación que surge de las ideas de una persona debe respetarse y protegerse es otra de las cosas que deberíamos aprender desde pequeños; tanto por las implicaciones legales que puede acarrear un plagio, como por el ejercicio moral de aprender a respetar los bienes ajenos.