De adolescente me inscribí a un taller de poesía en la Casa de Cultura de Coyoacán, que estaba a unas cuadras de la mía. El poeta Óscar Oliva dirigía el taller y era realmente muy paciente con nosotros. Yo era la más joven del grupo, pero varios éramos absolutos neófitos en los talleres de poesía. Al inicio de cada sesión, Óscar leía poemas del poeta que había elegido, y nos contaba brevemente su historia de vida. Ahora que lo pienso, creo que de allí viene mi inspiración para el podcast sobre poetas del mundo que empecé durante la pandemia.
La idea de Óscar era que nos pusiéramos a escribir, pero antes, que empezáramos a leer lo más posible; quería que conociéramos poetas que nos ayudaran a entender mejor la poesía y lo que significa tener una voz propia. Recuerdo haber descubierto allí a varios que ahora son mis favoritos, como Yehuda Amijai y Constantino Cavafis. Pero para mí, el gran tesoro que hallé ese verano fue la vida y la obra de Fernando Pessoa.
Un secreto a voces
Óscar nos contó acerca de la creación de los heterónimos de Pessoa y cómo se convertía en ellos cuando se sentaba a escribir. Como hacen los actores a la hora de salir al escenario. Recuerdo haber sentido mucha emoción, como si el profesor me hiciera partícipe de un secreto maravilloso.
Busqué la obra de Pessoa y la de sus heterónimos; su poesía me causó aún más asombro y quedé encantada y enganchada de por vida. A quien podía le contaba de Pessoa y de Alberto Caeiro, Álvaro de Campos, Bernardo Soares y Ricardo Reis. Los llamaba “los amigos imaginarios de Fernando Pessoa”.
Mi turno de escribir
Pasó muchísimo tiempo, empecé a escribir novelas y cuentos para niños y adolescentes. Escribí una novela donde una chica mexicano-estadounidense, llamada Jane Jiménez, descubre a Jane Austen; sus novelas la acompañan en un año particularmente difícil e importante de la prepa. Me encantó transmitirles a los lectores la fascinación que yo sentí en la adolescencia cuando empecé a leer a Austen.
Pensé en hacer algo similar con Emily Dickinson, pero ya hay tanto acerca de Emily que rápidamente deserté. Recordé entonces que, durante el taller, Óscar nos platicó de Fernando Pessoa y de sus heterónimos; y cómo eso me había parecido digno de contarlo a todo el mundo. Pensé que tal vez había llegado el momento de hacerlo a través de un libro.
Un juego de niños
Pessoa empezó el juego de los heterónimos a muy temprana edad, escribiendo un periódico con noticias internacionales; los textos los enviaban los corresponsales extranjeros que él inventaba con nombre y apellido. Por eso creí que debía contar la historia de Fernando desde que nació; la mudanza internacional que vivió a los seis años, los idiomas que aprendió y que lo acercaron a la literatura inglesa y francesa.
Tal vez estas circunstancias, junto con su soledad, lo hicieron imaginar amigos muy distintos a él durante toda su vida; desde la infancia hasta su muerte a los 47 años. Como un juego que consiste en construir “personas” y escribir como si fuera ellas, con estilos, temas y formas de ver el mundo tan distintas; algo mucho más fácil de entender para un niño que para un adulto preocupado por la normalidad.
Un adulto podría etiquetar este comportamiento como extraño o incluso patológico; lo haría sin siquiera saber las razones por las que un genio lleva un juego literario a esos extremos. Para los niños esos juegos son cosa de cada día; ellos apreciarían mucho que Pessoa siguiera jugando a pesar de su edad y de ser un señor que aparentaba tanta seriedad.
Un libro es más que unas ganas locas de compartir o de contar algo
El proceso de escritura del libro no fue difícil. Pero, al presentar el manuscrito y presenciar lo que implicaba el trabajo de la editora, entendí que hay una parte muy rigurosa. Traducir la obra y hablar de la vida de un poeta tan conocido y trabajado, requiere precisión; los datos que ya se conocen de su vida tienen que ser absolutamente puntuales.
Ha sido un gran aprendizaje y un deleite convertir en realidad mis ganas de platicar sobre Pessoa, sus heterónimos y su poesía. Me emociona que pronto estará listo este libro, titulado Los más geniales amigos imaginarios. Así podremos presentarles a los niños a un niño serio que siguió jugando toda su vida para lograr algo insólito y para escribir versos inolvidables.